2017 ~ Pensamiento y Poesía

Bienvenido; aquí encontrarás parte de lo que escribo. Escritos líricos y poéticos con rimas y sin ella, escritos en prosas y experiencias de mi vida. Cada entrada que leerás tendrá un sentimiento distinto, poemas con algún significado real y que tu lo interpretarás. Intenta descubrir que puede haber en mi mente y vas a sorprenderte.

¿Se puede amar tanto a alguien?

MI AMIGO, ¡CUÁNTO TE NECESITO!

ENTRANDO A OTRA VIDA

PENSABA EN REALIDAD, CÓMO TE QUIERO

ME TENGO QUE IR

¡Hola! ¿Cómo te va?

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viernes, 15 de diciembre de 2017

Todo lo que no podré decir
en mi silencio,
estando mudo pero mientras leas
mi voz resonará en tu mente
de lo que voy a escribir.
No puedo más que tomar mi lápiz
y comenzar redactar mudo,
con mi mente confundida
y con el sonido de un joven
que me inspira a escribir todo,
además de ti,
todo lo que no puedo decir
en estas palabras mudas.
En la pequeña acción que tomé
y que tanto te enojó,
en las cosas que no hice todavía
y se sienten tus celos,
en la desconfianza del engañado
y tú cual engañada también,
te escondes y me encierras.
Las alas que algún día me nacieron
parecen cortarse con este amor,
porque yo tengo que comprenderte
pero tú a mí, muda como estas palabras.
Es que esta jaula que tanto detesto,
sin alas y con mucho amor para darte
me tiene en silencio, confundido y mudo.
‘No hay que decir las cosas,
hay que pensar en cómo esa persona
podría sentirse’, pero en ti es subjetivo.
Podría llover ángeles de los cielos
queriendo llevarte lejos de mí,
podría estar el cupido y flecharte
para alguien más,
podrías caminar sexy tal cual eres
por esa avenida 23 que solemos pasar siempre,
y que todos, con sus cumplidos
intenten ligarte mientras los veas
quizás con desagrado.
Pero no puedo enojarme contigo
porque los ángeles te alejen de mí,
¿Te irías con ellos si te lo ofrecieran?
No puedo enojarme contigo
solo porque cupido te dé con su flecha
ligándote a alguien más,
¿Realmente eres más débil que su seducción?
No puedo enojarme contigo
porque otros te digan que eres hermosa,
porque lo eres y por eso me encantas tanto
pero ¿vas a darle el número a uno de ellos
y que te llamen y que te inviten a salir?
¿Irías con ellos? Son respuestas mudas,
como estas palabras, mudo como yo.
No me enojaría contigo porque te quiero,
y porque confío en ti,
porque sé que tu amor por mí
va más allá de unos ángeles, de cupido,
de cualquier hombre que te quiera,
porque soy quien quieres y eso lo sé,
por eso no me enojaría
pero así es la vida.
El enojo es subjetivo y objetivo a su vez,
podrías ser tú quien escribiese,
y te enojarías porque una chica guapa me mire,
¡Y ay de mí si la veo!
No puedes decir que debo pensar en ti
si cuando tome un trago de la vida
te embriagarás tú y no yo,
porque puede que a ti no te guste el alcohol
y termines borracha,
pero a mí me gusta y duraría mucho más.
Porque tú enojo es subjetivo
pero el mío objetivo.
Y hubiese preferido escribirte un poema,
alguna prosa de amor por primera vez,
pero si no escribía esto mientras duermes,
podrías estar gritándome aún tu enojo
sin entenderme, sin entender que el amor
es libre y tiene alas, que no está en una jaula,
que cual cúpula de tristeza
podría romperse solo por amar,
solo con amarme y amarte
mientras agarres mi mano en el muelle,
ese que algún día visitaremos juntos,
pero no me cortes las alas
porque tendré más palabras mudas,
y estaré mudo, en silencio,
amándote pero echando de menos
la felicidad.
No es lo mismo amar
siendo feliz que amar tratando
de serlo, y sin nuestras alas,
sin nuestro espacio para volar,
sin poder sentir el viento
mientras este sentimiento crezca,
los celos serán el cazador,
quién con su escopeta cargada
nos disparará sin compasión
a uno de los dos –a mí–, así que
no te enojes por pequeñeces.
Enójate cuando le guiñe el ojo
enójate cuando responda sus mensajes,
enójate cuando la invite un trago
enójate cuando beba de sus tragos,
pero no te enojes cuando rechace
el trago solo por el atrevimiento
de ofrecerme beber de él.
No quiero que te enojes,
quiero que me ames
con la libertad de caminar juntos,
uno al lado del otro
mientras lluevan pretendientes
tras nosotros.
Porque aunque esté mudo ahora,
somos uno solo,
uno solo…

martes, 5 de diciembre de 2017

Aún sigo revisando tus publicaciones. Pero no te extraño.

¿Por qué habría de hacerlo? Fuiste como un cáncer, que cuando sabía que todo se acababa, más me aferraba a ti como una vida que jamás podría tener. Eres el cáncer y eres la vida. Y más que eso, el dolor más placentero, el que ha sacado lo mejor y lo peor de mí y aunque siga revisando tus publicaciones o me quede viendo tus fotos por horas, no te extraño.

Sin embargo, sí que extraño esa parte de mí que contigo se fue. Desde entonces estoy incompleto, y eso no es lo peor. Lo peor es que esa parte de mí que te llevaste, sabrá Dios y Lucifer dónde la arrojaste. 

Pero a ti, yo no te extraño.



lunes, 6 de noviembre de 2017

A ti, cariño.

No puedo imaginarme un mundo sin ti, no sin tu dulce voz decirme ‘te amo’.
Ni mucho menos sin mirar a tus ojos cuales me transportan a otro universo donde solo somos tú y yo, y nadie más. Hoy sé, que amar es un significado que es difícil de comprender, pero contigo he aprendido muchas cosas; ir más allá de comprender el significado de amar… Y agradezco al universo de tenerte.

A ti, cariño, te diría a cada instante que es para mí una dicha que me ames, que me hagas feliz, que a pesar cuántos puntos distantes de recinto haya, sabes y sé, que también puedo hacerte feliz y lo hago siempre, y siempre lo seguiré haciendo.

Porque, ¿podrías imaginar que no seas feliz? No lo soportaría, más cuando sé todo lo que me das tú a mí.

Siento que tengo tantas cosas que decir, pero, si las digo todas hoy te aburrirías de tanto leer. Por lo que, he decidido que lo mejor será decírtelo con mi voz. Pero tendrás una referencia acá.

Oye, cariño recuerda que tienes la sonrisa más perfecta que he logrado ver y sentir. Sí, sentir. Me he quedado dormido en tus brazos una vez y por cierto, es maravilloso la gratitud de saber que tus brazos son mi hogar y que no pienso irme nunca de allí. Ahora mismo estoy imaginándome que estés sonriendo, estés donde estés. Eres mi oxígeno, como lo expliqué hace un tiempo. Si se puede amar tanto a alguien, mi amor por ti tiende al infinito positivo. Y créeme, jamás dejaré que te apartes de mí.

Imagina, te he confiado tantas cosas y me has aceptado tal cual soy, estamos en una lucha constante, donde el tiempo que se estipuló atrás y en el pasado para que estemos juntos, pareciese largo, pero no lo es. Porque ya se fue un año, y es uno menos. Después que llegue el día, cada mañana veré en tu fisonomía, un bostezo. Y me moriré por besarte y lo haré.

¿Dónde puedo estar más seguro si no es en tus brazos? Sigo allí, sigo viéndote y sigues cantándome, tu dulce voz que coloca a las mariposas bailar en el aire y, a los pajaritos unirse en un conjunto de melodías que son precisas y acompañan el sonido de tu canto susurrado en mi oído, me coloca los pelos de puntas y también mi corazón galopar de la emoción. Tú, y tú perfección me hacen sentir que si existe vida luego de la muerte. Por lo que me digo, si no te encontrara en primera instancia allá, te buscaría. Porque eres la mejor opción para estar toda la existencia de tu acompañamiento.

Un día más, un mes más sumado al año, un día bastante especial. ¿Y cariño mío, cómo no serlo? Si hace 28 meses me abrazaste de la emoción y pactábamos una vida llena de felicidad. Y de alegría y de melancolías. Estas últimas, trato de reprimirlas, porque no soporto verte triste, no soporto cuando las cosas andan un poco fuera de lugar, y más aún cuando las soluciones se salen de mis manos y me siento un inútil.

Te amo tanto…, estuve pensando en tu segundo nombre, es tan precioso y tan nostálgico mencionarlo en mis pensamientos. Esta noche te invito a esperar la madrugada, esperar como el cielo luego que cese la lluvia, muestre sus estrellas bastante emocionadas al besarnos debajo de ellas. Sí, y acariciarte la mejilla, decirte cuánto me haces feliz; lo haces de una manera que me deja sin palabras pero que termina sacando luego lo mejor de mí.

Amo el color de tu piel, como las nubes se parece. Tus ojos, con unas pupilas que están teñidas del color de una pera y que a veces se podría decir que parecen ligarse con el color amarillento que cubre las semillas de una parchita.

–Vamos a dormir. Me dirás mañana, cuando estemos en nuestra sala viendo la lucha libre.
– ¿Solo dormir? Te responderé y te llevaré en mis brazos besándote por toda la casa, hasta llegar a nuestro cuarto.

Quiero perderte nunca, te quiero a mi lado como mi corazón para vivir. Y aunque sé que no vas a dejar que se detenga, te diré que, quiero que me sigas llenando de felicidad.

Que cesen los tiempos de melancolía donde me encuentre en ausencia, y que no llegue cuerpo que rellene mi espacio. Porque nuestro tiempo cada vez está más cerca y las etapas no duran para siempre, pero tú si durarás por siempre conmigo, pues no eres tú una etapa, sino que eres parte de mi vida e indispensable para vivir feliz.

Te amo inmensa e infinitamente.

Sigamos caminando ya que, cuando lleguemos, dormiremos juntos todo el domingo.

viernes, 20 de octubre de 2017

De los dolores foráneos
Por amores ajenos,
De los dolores perdidos
Y sentimientos prohibidos.

Con los dolores que sentimos
Con el temor vive el olvido,
De los dolores de quien ama,
Amar como piedra que tropiezas.

De los dolores del corazón
Como se desmorona la pasión,
Con los dolores de la soledad
Un diluvio atrae la verdad.

Verdad de los dolores, del perdido,
Del desolado que el aire respira,
Como los dolores de quien inspira
Y desdibuja un sol y su vida.

Con los dolores del cuerpo sin vida,
El aliento del dolor que siente y se aleja
Con los dolores, con la tristeza
De cómo el pasado es presente ahora.

Con los dolores de pensar a futuro
Una vida con amor, amor que se va,
Amor de los dolores y que no da fruto,
Como con sed, como se siente este dolor.

Con los dolores del sin mañana,
Como dormir y nunca despertar
Y sin mañana a quién amar,
Amor que se va con los dolores.

Como ciega melancolía, daño y amor
Creyente mentira consecuente dolor,
Dolor que al final mente sombría
Árbol del invierno que se enfría.

Y felicidad temblorosa y tardía,
Con dolores se despabila,
Así es, así será; turbia y amorosa
Flor que debe morir con el dolor.

domingo, 15 de octubre de 2017

¿Dónde se encuentran las ilusiones que alguna vez obtuve? Parece no acabar y aún siguen en algún lugar, pero ¿dónde están? En el sentido más ridículo de mi mente, de mi cuerpo, de mi consciencia… Aquí estoy, perdido y todo por tener el papel tonto de un enamorado.

¿Para qué seguir creyendo que se puede amar a alguien? ¿Para qué? Si nunca somos correspondidos, del amor solo melancolía, depresión y todo lo que mal me hace sentir, eso lo que siempre encuentro y las ilusiones que algunas obtuve de él, se mueren tan rápido como cuando me enamoré. No sé por qué sigo con la idea de que en el amor por alguien más, hay felicidad, alegría, momentos, bonitos… aunque sea lo que veo en las parejas cuando pasean por la calle tomados de la mano, es un amor vacío y siempre amará más uno que el otro, y todo porque se hacen con el tonto papel del enamorado.

Ahora mismo es donde veo que las personas con amar, en un sencillo acuerdo escriben su depresión futura, sus noches de insomnio pensando en su “gran y único amor”, en su “persona favorita” y con ello, lágrimas que quizás saldrán escuchando canciones que le hacen recordar momentos de felicidad que alguna vez se vivió con esa persona, y siguen haciendo el tonto papel del enamorado.

¿Vale la pena estar enamorado? Siempre me lo preguntaba y decía que sí, porque pensaba que hay que disfrutar el momento y que no se puede ser feliz todos los días, todas las semanas, meses, años… Sin embargo, ahora discrepo y no seguiré haciendo el tonto papel del enamorado. A la mierda el amor y con él, las personas que quieran enamorarnos. Es hora de predicar el orgullo, la dignidad y la soledad. Es hora de vivir para sí mismo y desconectarse de cualquier vínculo amoroso que tarde o temprano terminará siendo un mal tiempo de infinitos pensamientos que desmoronan la consciencia. Al final, siempre los perjudicados en el amor somos los que menos perdemos. Yo, el tonto papel del enamorado no lo haré más. A la mierda todo.

miércoles, 11 de octubre de 2017

Me dijiste que me perdiera en tu piel y lo hice, y me abandonaste. Sentí la necesidad de tener un amor con el cual confiar y te encontré, pero me dejaste justo cuando más creía en él. ¿Por qué no tomaste en serio mi amor? ¿Por qué la seguridad de que fuese real, ahora no está? ¿Adónde se fue y con quién? ¿Quién te la ha quitado? Aún no caigo en el hecho actual de ahora no tenerte. Y así sin embargo, que me has dejado, sigues diciendo que me amas más que yo a ti. Me confundes demasiado. Ayer me decías que me amabas como nadie y hoy no muestras interés por la lucha de algo que según tú, era diferente. ¿Cómo es que todo lo que buscas en alguien lo encontraste en mí y que aun así te daba más que eso? ¿Cómo es que renuncias tan fácil? Pero aun así dices que me amas más de lo que yo te amo a ti. ¿Debo tomarlo a la ligera como lo haces tú? Algo me dice que hay algo más. No solo la razón que me diste para terminar, sino otra más. Quizás esté equivocado pero mi intuición jamás cede.

Y me preguntarás “¿de dónde sale ese pensamiento mío diciéndote la ligereza tuya respecto a una ruptura que cayó como balde de agua fría?” Es lo que percibo. Y es que te he dicho que aún no he caído de ese avión del que: “Oye, está listo, eres mi Brother”. Me parece ridículo, cómo podemos estar "enamorados" y así de la nada, actuar como si esto haya sido un simple paseo. ¿Cómo puedo pasar de decir que te amo tanto, a decir nada? Con ello, como si de una flor se tratara renaciera en este terreno que, de amistad únicamente carece por montón. Entonces vuelvo y pregunto, y dime, ¿cómo puedo actuar, cómo debo tomármelo y dime cómo puedo comportarme sin sonar como un pendejo que no supera algo, que irrita por no pasar la página?

Espero haya tiempo y que esto que pienso y que quiero que sepas, sea motivo para que te des cuenta que realmente te amo y más de lo que tú a mí. Ojalá tu piel vuelva a la mía y esto sea un simple desahogo.

martes, 3 de octubre de 2017

Quererte para arder, donde el fuego sea tu piel,
Donde tus caderas sean el apoyo de mis manos
Y que tu tenue voz mi alma excite al punto de morir,
Porque es la muerte mi vida, si estoy contigo.

Deseo esclavizar mi ser a tu cuerpo
Pues tienes un infierno del cual no quiero salir,
Odio el tiempo cuando hay ausencia de ti
Y anhelo cada instante que mis ojos te ven.

Y cuando no te tengo, mi mente hace un viaje
Donde acostados y desnudos nos abrazamos.
Y te acuestas en mi pecho y acariciando tu espalda
En el tiempo te digo cuánto me encantas.

Quiero humedecer mis labios con tus besos
Y que sueltes un gemido débil de placer,
Que se libere tu excitación al sentir mi deseo
Y que mis manos terminen en tu sexo.

No hay libertad sin tus labios,
Pero soy esclavo de tu amor.
Nunca me arrepentiría de nada
Y de la nada, apareciste tú.

Por eso, quédate conmigo siempre
Y en esta noche de lujuria,
Porque haremos el amor
Y follaremos como salvajes.

sábado, 30 de septiembre de 2017

Otra vez, tomando riesgos mucho más intensos.

Aquí me encuentro entrando al cuarto con ella, con la rubia que me enloquece. Trae sus largas cabelleras onduladas, doradas como el sol y una sonrisa que no se desdibuja ni un instante de su rostro. Con su pantalón vinotino, con su remera negra y un distractor en la mano: su teléfono. Cierro la puerta y ella está nerviosa, pero admito que yo también. A las afueras de la habitación se escuchan voces y pasos pero son ignorados por nosotros cuando me voy hacia ella para besar sus labios.

La tomo por el cuello y sigo besándole, percatándome de que me abraza acariciando mi espalda. Oh Dios mío, sus finos labios rosados, que es una odisea besarlos porque desde siempre busco el labio superior pero con ella es todo lo contrario; un beso que se dosifica de excitación en mi cuerpo aún sin acostumbrarme a besar solo su labio inferior, y es que aunque busque el superior, ella lo evade cambiando la dirección de mi beso.

Ya está, mi cuerpo comienza a temblar. Es una sensación que me llega cuando comienzo a excitarme con alguien que amo y me vuelve paranoico de placer, y queriendo parecer tranquilo, la alzo y la sujeto encima de mí. Ella me rodea con sus piernas en mi cintura y yo, sujetándole fuertemente, no dejo de juguetear con su lengua. Me arrimo a la cama y me siento, ella sigue montada encima de mí y yo comienzo a besarle en su pecho lo que su remera deja ver, y ella apenada sintiendo cosquillas. Se ríe. Dice que no cree lo que está pasando y consiente me hace saber que le gusta. Me le quedo viendo a sus ojos y me quito mis anteojos. Ella se deja puestos los que siempre usa, siempre ha pensado que se ve fea con ellos pero yo disfruto su espléndida belleza. Estoy muy excitado y no dejo de temblar.

Me siento apenado, se ha dado cuenta de mi tembladera y me pregunta atónita que si lo estoy haciendo, a lo cual afirmo y explico el por qué. Levanto su franela, y me dice que no, yo le ordeno que se deje y obedece. Me encanta como es que, con una mirada y unas palabras mías, se ve que disfruta el momento. Al fin, le quito la remera y sigo repartiendo besos en su pecho, ya siento sus senos y estoy loco por succionar sus pezones y juguetear con ellos. Mis manos intranquilas se pasean por su espalda dejando entre el camino caricias que llegan hasta sus nalgas, cuales aprieto con fuerza. Y suben y llegan al broche de su sujetador. No lo necesito, por lo que me deshago de él aunque ella no esté tan segura, su pena sea grande y se le vea tan roja como un tomate, termina accediendo.

Mis manos se vuelven hasta su pecho, beso su cuello y se despabila, comienza a decir que no lo haga porque se excita y es su punto débil. Gran error al decírmelo, y lo sigo haciendo y la sujeto por el cabello replicándole que se quede quieta. Y obedece. Haciendo una seguidilla de besos, llego a sus pezones, suelto su cabello y los agarro, son rosados y me encantan, a pesar que al principio apagué la luz del cuarto, un resplandor de la ventana alumbra tenuemente la habitación. Estoy chupando sus pezones, uno a uno. Ella suelta un débil gemido y me agarra de las mejillas para llevarme a sus labios y comenzar a besarme, otra vez.

Me levanto y la coloco al frente de mí, le doy la vuelta y le doy un fuerte azote en sus nalgas con la palma de mi mano. Vuelvo a colocarla frente de mí, agarro una almohada que se encuentra sobre la cama y la coloco en el piso, le ordeno que se arrodille apoyándose sobre la misma para que sus rodillas no sufran tanto. Me encanta esta vista, verla arrodillada cerca de mi miembro y viéndome a los ojos. Me desbotono el pantalón y bajo el cierre, me saco mi miembro erecto y le pido que abra la boca y cierre los ojos. Entonces, con sumo cuidado voy metiéndole mi pene en su boca y enseguida ella con su lengua comienza a jugar. Le mando a que baje las manos y las apoye sobre sus piernas, le agarro por ambos lados de su cabeza a la altura de sus orejas y le follo su boca cada vez más rápido. Me siento en la cama, en una orden usa sus manos para hacerme el oral a su gusto. Entre un gemido le digo que lo hace muy bien. Una vez más ordeno a que me vea a los ojos mientras lo hace y me pongo tenso y con muchas más ganas de follarla.

Me levanto de la cama y así, con ella también. Le digo que quiero follarla pero me dice que no podemos, que es muy arriesgado, pero no me importa. Sin embargo, no se deja y le digo que se dé la vuelta. La coloco contra la pared y besando su cuello desbotono su pantalón vinotino, lo bajo hasta un poco más arriba de sus rodillas, y es que prácticamente solo veo su grande culo blanco que ahora aprieto con deseo arrimando mi miembro erecto. “Te haré un anal” le digo y se sorprende diciendo que no lo haga. Pero una vez más, no me importa, estamos tomando riesgos, es el momento. Mojo la punta de mi pene con saliva y lo paso por la entrada de su vagina húmeda, lo mojo tanto que es suficiente para penetrar su culo. Así que lo hago, comienzo a penetrarle y se queda quieta, está tan apretada que me da la impresión que mi pene no entrará y le dolerá mucho. Pero lo vuelvo a lubricar con su líquido natural. Penetro nuevamente y comienza a entrar, se siente delicioso... Ahora suelta un gemido y le pregunto si le duele, a lo que ella afirma pero rogando que prosiga, gime diciendo que le gusta. Asimismo, cada vez las embestidas son más rápidas y a un ritmo y voy sumergiéndome en el placer de sus orgasmos.

Al rato le ordeno que se coloque en la cama, en cuatro patas. Yo me quito el pantalón pero me quedo en boxers. Y sigo follándole analmente pero veo que así le duele más. Por lo que, recuerdo que hay una forma que no le dolerá tanto y le gustará mucho más. Se tumba en la cama completamente boca abajo. Beso sus nalgas y su espalda, me subo encima de ella y mojo mi pene nuevamente con su líquido, con su humedad cual producto es de la excitación que está sintiendo. Y es que no me contengo, me gusta verla así: su cabello está todo alborotado y espelucado, agarro sus dos nalgas y las aprieto y abro, quiero morderlas pero me contengo de hacerlo. Agarro mi pene y penetro nuevamente en su culo y aquí, justo teniendo más control sobre ella, intento penetrar más a fondo, le duele pero le gustaba. Gime mucho, eso hará que me corra mucho más rápido, tapo su boca y me la cojo más fuerte.

Y le digo que voy a correrme dentro y me pregunta riendo que si estoy loco. Yo sonrío, la velocidad en la que la estoy follándola va ascendiendo y voy correrme. Oh mierda, derramo semen dentro de su culo. Lo saco, sigo corriéndome tanto dentro de mi ropa interior que nunca me quité, como sobre sus nalgas y ella suspira, me dice que hay que irnos pero no quiero. Quiero más. Sin embargo, el riesgo crece así que esparzo con mi pene el semen derramado en su trasero hasta secarse un poco, me hago a un lado dejándola libre, se levanta y asevera diciendo que no cree que haya hecho esto. Y admite que quiere más, pero suena la puerta y quieren abrirla ¿y  ahora qué sucede? Ella se viste rápidamente y yo tan veloz como puedo. ¿Nos descubrirán? Hemos tomado tanto riesgo por el placer de dos locos enamorados.

Entonces, abro la puerta y vemos la libertad y tranquilidad de las mentes no dispuestas a arriesgarse.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

2
Son las dos más veintitrés minutos y quedé de verme en el centro comercial metrópolis con Angelina a las tres en punto. Me apuro vistiéndome; me coloco una franela negra, un pantalón negro bastante ajustado, unas botas blancas y por último mi chaqueta de cuero. Me dirijo hacia el cuarto de papá para buscar sus lentes Ray Ban Aviator, por suerte no se los llevó al trabajo.

Las tres menos quince minutos. Me dirijo a la puerta de la salida de la casa, al pasar por la sala veo como las amigas de Rose impactan su mirada conmigo. Me quito los lentes, guiño el ojo a Katherine y me los vuelvo a poner, ella me sonríe con picardía y me responde con una mirada de deseo. Me voy a la cochera, papá se ha llevado el automóvil. Mi padre ha comprado hace dos meses un Toyota Corolla 2014, anteriormente usaba una motocicleta Indian Chief Classic negra, no dejaba que nadie se acercara, él expresa que esa motocicleta “es mágica”. Ahora que tiene el automóvil no la usa, frunzo el ceño. Debería escribirle un mensaje de texto.

“Papá, he agarrado la motocicleta para verme con Ange en el C.C. Metrópolis”.

No pasan dos minutos y me ha respondido.

“Lawrence, ella es mágica, ten cuidado. Que te vaya bien, te quiero”.

Reviso mi chaqueta en el bolsillo de adentro y consigo una pañoleta y la coloco en mi cabello largo, me monto y abro el portón del garaje con el control. Parezco todo un motoquero. Salgo y frente de la casa espero se cierre el portón. Enciendo mi iPod y en instantes comienzan a escuchar mis oídos Exarsis. Ronroneo la moto fuerte y comienzo a andar por las calles de la ciudad. Voy por la autopista del Este dejando atrás al municipio Naguanagua, hay poco tráfico comparado en la noche, alrededor de las 6:00 pm así que podré llegar en 20 minutos próximos desde que salí de casa. El teléfono está sonando, supongo debe ser Angelina que quiere preguntar si ya voy llegando.

Aparco en el estacionamiento del Metrópolis Shopping Center, está repleto de vehículo. Nunca he sabido que este centro comercial esté vacío, siempre está lleno sea la hora que sea. Voy a la entrada del centro comercial y mientras entro llamo a Ange -agarro mi teléfono, marco a su número y le llamo-.

Ange, ¿dónde estás? –pregunto con ansias de verle.
Estoy en el cine, Lawrence –me responde con tono que me apure.
Está bien –cuelgo.

Estoy cerca del cine así que mejor me apuro. Acelero el paso mientras voy al destino. Llego al cine y veo a Ange sentada casi en la entrada esperándome mientras está entretenida en su iPhone 4, muy usual que se entretenga subiendo fotos a las redes sociales. Entro y me siento en la silla del frente sin ella se dé cuenta, extiendo mi mano por la mesa para saludarle, rápidamente sube la mirada a mis ojos y sonríe de la emoción.

¡Lawrence! –se levanta de la silla y se tira hacia mí para abrazarme fuertemente.
Me encanta cuando me abrazas, es tan relajante y apreciable –susurro a su oído y sigo su abrazo.
Es agradable verte, por cierto lindo look –deja de abrazarme, me pasa la mano por el pelo y se sienta frente de mí, en donde se encontraba.

Ange viste una blusa sin manga con una tela muy clara tanto que se nota su top negro, no es frecuente en ella este tipo de blusas, sin embargo se ve bastante bien. Lleva un leggins azul donde se puede notar su glúteo tonificado, bastante sexy. Trae un gorro junto a su cabello largo y rizado que alimenta su único estilo. El color de su piel que resalta con el color del leggins hace verla más blanca de lo habitual. Sus hermosos y humildes ojos se ven con mucha alegría. Me encanta verle, aunque últimamente la facultad le toma tanto de su tiempo que vernos se dificulta, ni siquiera ha viajado en los últimos 5 meses a su ciudad natal, Caracas, para ver a su Familia. Ella está residenciada acá en la ciudad de Valencia desde que ha comenzado la carrera de medicina, específicamente en el municipio San Diego. Supongo que es por ello que hoy nos hemos reunido acá en el Metrópolis Shopping Center.

¿Qué ha pasado? –pregunto intrigado.

¿Qué tendrá que decirme? Estoy muy impaciente por saberlo. Sonríe y se pasa un fleco de su pollina por detrás de la oreja.

Tengo cambios de ánimos repentinos y aún no me llega la menstruación, creo que estoy embarazada –replica sin verme a la cara.

Es una broma, ¿no?

¿Qué estás diciendo Ange? –murmuro conmocionado, impactado.
Tengo una semana de retraso en mi ciclo menstrual –entrelaza los dedos de sus manos y los mira fijamente. No puede evitar sonrojarse.
¿Y José lo sabe? ¿Se han estado cuidando? –pregunto aún atónito.

José es su novio de hace más de 3 años. Su relación es muy madura, saben dónde tienen los pies plantados. No sé qué ha pasado ésta vez.

No, él no lo sabe y si nos hemos cuidado. Siempre pasa, solo que hace 3 semanas cuando estuvimos se rompió su condón, tuvo que comprarme la pastilla de emergencia y la tomé –replica a mis interrogantes.

Ange estudia medicina, debe saber que la pastilla pudo haberle alterado su ciclo menstrual. Debería tranquilizarse.

­Yo he tomado en cuenta que ese anticonceptivo de emergencia me pudo haber alterado el periodo –continua diciéndome–, sin embargo he tenido sueños en los que estoy embarazada y temo eso, no quiero arruinar mi carrera universitaria –expresa viendo ahora a mis ojos con preocupación.

Quisiera saber cómo le hace para leer mis pensamientos y responder antes de que pueda preguntar.

No te preocupes, todo estará bien. Tus pensamientos han estado jugando con tu mente. Si has tomado la pastilla dentro de las 48 horas no debería pasar nada –replico tratando de consolarla.

Eres muy supersticiosa, Ange -frunzo el ceño-.

¿Gustas tomar algo? –murmuro esbozando una sonrisa.
Agua por favor –replica devolviendo mi sonrisa.

Me levanto y voy a comprar un agua mineral de litro para ambos. Veo una gaseosa de naranja y se me antoja comprarle. Mejor no, aguantaré las ganas de beber gaseosas, últimamente no me han caído muy bien.

Me vuelvo a la mesa y veo que Ange me está sonriendo mucho. ¿De qué me perdí mientras no estaba? Esa sonrisa la conozco yo, sé que algo trae entre manos. Llego a la mesa y coloco el agua de litro sobre ella.

¿De qué me he perdido señorita? –murmuro en tono muy educado aún sin sentarme.
Quiero observes en la mesa que se encuentra a las dos y quince de ti –replica mientras sigue sonriéndome.

Inclino mi cabeza a mi lado derecho y rápidamente observo la mesa que me está señalando –pongo los ojos de asombro-, oh Dios mío, esto no me lo esperaba.

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Entraste en mi alma, para no salir de ella y te agarré de la mano porque pensé que nunca me soltarías, pero me equivoqué.
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