Evadir. ~ Pensamiento y Poesía

Bienvenido; aquí encontrarás parte de lo que escribo. Escritos líricos y poéticos con rimas y sin ella, escritos en prosas y experiencias de mi vida. Cada entrada que leerás tendrá un sentimiento distinto, poemas con algún significado real y que tu lo interpretarás. Intenta descubrir que puede haber en mi mente y vas a sorprenderte.

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miércoles, 18 de abril de 2018



Y no se deja de pensar fácilmente en lo que un día le llamé: el amor de mi vida, pero intento evadirlo, evadir esa emoción que sienten mis poros al cerrarse del escalofrío poseído por mi cuerpo cuando estabas cerca de mí, como ahora que no estás y mis pasos me llevan a una falsa tú, justo allí trato de evadir todo pensamiento que me hace daño. Evadir la tristeza de no tenerte y correr a los brazos de la primera que se me atreviese, porque nadie podría hacerme más daño que tú, ni mucho menos me forjaría gozarlo como contigo lo hacía, como contigo lo hago; un dolor proporcional a cuánto te alejes de mí más fuerte se concibe.

Puedo intentar evadir cualquier motivo que me recuerde esa mirada sumisa y controladora que solo he visto en ti, que ya no tengo, pero en el fondo, no quiero hacerlo. No quiero evadir al amor de una vida que alguna vez tuve, no quiero que aquella rubia se acerque a mí y me ate en sus labios, porque me encanta el dolor que tú me provocabas, que tú me provocas. ¿Has escuchado de “La venus de las pieles”? En su narrativa de una historia, Severin, quien solo lograba inestabilidad en el amor, decidió a galoparse en la desdicha del dolor y el sufrimiento. Él pide a su amada, Wanda, que lo trate como su esclavo y para afanarse se firma un contrato en cual estipula que él sería su esclavo, donde puede ser maltratado cruelmente sin opciones jamás de acudir a la venganza de tales acciones. Wanda accede a su petición y es así como Severin consigue el mayor placer de su vida. Por lo tanto: “si es que no puedo gozar plena y enteramente la dicha del amor, necesito apurar la copa de los sufrimientos y de las torturas, ser maltratado y engañado por la mujer amada, cuanto más cruelmente, mejor. ¡Es un verdadero goce!” Leopold von Sacher-Masoch. Y es así como el masoquismo nació, con su libro “La venus de las pieles”. Masoquismo que hoy por hoy, no puedo evitar cada vez que pienso en el dolor, en el engaño y en la pura inestabilidad emocional que nunca puedo evadir cuando recuerdo esas noches en las que, después de haber hecho el amor se armaban discusiones impertinentes en las cuales hacía enojarte solo para que me hirieras con tus palabras, me pegaras y así con ello poder irme a la otra habitación e imaginarte terminando conmigo, engañándome de la peor manera y la más dolorosa para que de mi mente jamás salieras, fueses una marca de por vida.

Ahora, con cada fracaso amoroso solo me queda el consuelo de jamás evadir los recuerdos de cada momento que me generaron tristeza y depresión que como un recíproco me daban además, el placer más dichoso de todos, el más encantador, el desenfreno más ameno que jamás otro exista.

—Enrique Nava.

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