La vida es tan interesante… Tengo tanto por
aprender que en mí, vive el miedo de perder experiencias que yacen ahora en mi
memoria, y poco que sé de la vida, y tanto me falta por aprender: y de la vida,
las personas, mentes brillantes y otras dominantes, extrañas y curiosas,
hipócritas y melancólicas. Así, como un niño que no comprende lo que es ponerse
de pie, lo aprende y se levanta, y corre por la vida, mi vida ahora mismo. Y
ahora mismo, un talismán que perdí, perdiendo la cordura de vivir. La vida que
se va poco hace falta, y mi vida se renueva, pero se va y se va, no queda más
que vivir viviendo una pena vaga de dignidad.
¿Los bucles realmente se acaban? El final
pareciera el comienzo ¿y cómo no confundirse? Jamás lo sabré pero sé que ha de
encontrarse en el lugar correcto de mis recuerdos. Aprenderé a dominar la
confusión y le domaré, seré un manipulador de ella, conocerá mi experiencia y
de mí beberá, hasta embriagarse en mis brazos. Haré que sepa que los bucles
pueden tener un final y que dar respuesta entre dos números que se parecen, de
dos elija el uno, uno solo para la confusión, uno de eterno placer y uno de
confusión agotada y mal vivida, porque quien vive soy yo ante ella, y es así
como la vida se vuelve tan interesante. Tanto como sumar el número elegido
tantas veces se nombrara y darse cuenta que siempre ha sido el número 4.
La vida sigue, continúa sin parecer tener ganas
por detenerse. Qué peligro es tener una mente sin frenos, un subconsciente
ebrio y la imaginación vertiendo licor en ese bar de recuerdos y nostalgia. No
importa la primera vez, importa la continuidad de la misma; es la dificultad
para que el maldito bucle de mi vida se detenga y la vida con él también lo
haga. Pero, la vida no deja de ser interesante sabiendo que no estás, que estás
con alguien más. Es tan complejo, eres tan compleja como el bendito bucle que
alguna vez se detuvo y ha comenzado a andar y repetirse nuevamente, y termina y
vuelve al inicio; los demonios sigue, están aquí, conmigo.
¿Hay algo más difícil? No es como lo crees, pero
aunque seas dueña de la verdad, fingir demencia empieza ser placentero. Así que…
¿Fin del bucle?
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