Parte
II.
“Lo inesperado”
Pude
decirle viéndole a sus ojos que me gustaba y sentí un gran alivio, ya que saqué lo que tanto me estaba matando por dentro. Ella se había quedado sin
palabras, así lo expresó, esas palabras simplemente fueron:
— No sé
qué decirte, me has dejado sin palabras.
Luego
de segundos que transcurrieron en silencio…
— Eres
hermoso pero no creo que yo sienta lo mismo por ti, lo siento. –Replicó–.
Deben
saber cómo me sentí pero aun así sabía que eso pasaría. Me di la media vuelta
y me fui triste, pensando en que: ‘todo lo que brilla en la vida no siempre es oro’.
Mi gran consecuencia de lo sucedido era que nuestra amistad no iba a ser la
misma, era lo que yo creía. Vinieron días duros, aunque parecía verme como
una persona fuerte, realmente no era así. La veía sonreír, alejado de ella para
no sentir tanto dolor, más que todo por el hecho de que no era conmigo con
quien ahora reía.
Recuerdo
que le conté a un amigo antes de lo ocurrido, que llevaba años conociéndola. Él
me decía que hablara con ella porque sería la forma de saber tantas
interrogantes que yo me hacía a cada momento, fue impresionante como me
hablaba, la conocía casi perfectamente.
— Tienes que pensar
bien lo que harás, está en juego su gran amistad construida en tan poco tiempo,
puede que no sea la misma confianza y, además, que te ignore y/o evite por
pensar que te hará daño. A ella no le gusta eso, no le gusta que una persona
esté sintiendo cosas que quizás sean imposible. Sin embargo, al tu decirle,
contarle lo que sientes, sabrás lo que tanto deseas saber valga la redundancia.
Entonces,
se quedó pensando y me sonrió.
— Te diré que no debe haber miedo pero si temor. Si ella no reacciona así como te dije y siente lo mismo por ti, será lo mejor para ti. Te deseo éxito, hermano. –Me dijo con palabras tan claras que pude entender perfectamente–.
— Te diré que no debe haber miedo pero si temor. Si ella no reacciona así como te dije y siente lo mismo por ti, será lo mejor para ti. Te deseo éxito, hermano. –Me dijo con palabras tan claras que pude entender perfectamente–.
Fueron
sus palabras de aliento para acceder a decirle mis sentimientos hacia ella.
Yo,
cada día agarraba mi cuaderno y escribía su nombre dedicando cosas lindas que
sentía cuando estaba cerca de ella. Lo raro era que nuestra relación de amistad
estaba más fuerte a pesar de lo que me dijo mi amigo aquella vez, era tan inaudito
que ella comenzó a confiarme hasta lo más mínimo. Fueron días que comencé a pensar
y hacerme preguntas como: “¿será el karma?” “¿O será que simplemente estoy mal
interpretando la situación?” Volvían más pensamientos de aquél tiempo donde cavilaba
el cómo hacerle saber de mi amor. Hablábamos todas las noches vía
BBM, nos enviábamos notas de voz. Me encantaban porque podía guardar esas notas y escucharlas
cada vez que quisiera, esto ocurría a menudo, simplemente me dediqué a pensar en ella a cada momento de mi vida.
Habían
pasado cinco semanas de aquella tarde cuando le conté todo, y como cada tarde
de clase en el tiempo libre, me senté en el suelo del patio de la
escuela, con las piernas entre cruzadas y las manos de igual forma. Cuando ya
me yacía arregostado a la pared, veo que ella se dirigía como cada tarde
solía hacerlo. Pero ésta vez fue distinto. Creo que nunca podré olvidar esa
tarde.
— ¡Levántate! –Dijo con
voz carismática pero a la vez medio tímida–.
— ¿Qué sucede? –Respondí
mientras me levantaba.
Cuando
ella con voz susurrada y un poco asombrada dijo lo que jamás pensé escuchar.
— Sucede que me he
dado cuenta que te amo.
Fue
el momento, que besando mis labios agarraba mis mejillas. Entonces, la abracé y
seguí su beso. Algo inesperado para mí, no podía creerlo. Luego de eso,
hablamos y me contó que yo había despertado el sentimiento dormido en su
corazón, que era el amor.
La
engañaron en el pasado, así que comenzó a sentir temor de volver a caer en una
mentira, pero yo le hice ver que si se es sincero, se podría amar y que la
verdad siempre estaría por delante de la mentira, solemnemente la confianza no
se exige por “ser pareja” sino que se gana con el tiempo. Fue cuando lo intenté
nuevamente sin miedo a fallar porque sabría lo que iba a pasar.
— ¿Quieres ser mi novia? –Pregunté tímido–.
— ¡Por supuesto que sí! –Afirmó y me volvió a abrazar–.
Nunca
pensé que eso terminaría así, sucedió de imprevisto. A partir de ese momento empecé
a creer en el karma, mis interrogantes habían sido respondidas con los
hechos.
— El amor siempre se
espera y si es verdadero tendrá obstáculos, simplemente tendrías que vencerlos
cada uno sin darte por vencida. Hasta la batalla más difícil el amor la podrá
vencer, cree en ti misma y cree en el amor que sientes. Te amo. –Le escribí
mediante un mensaje–.
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