El miedo, esa sensación tan desagradable que
atraviesa el alma, la mente y el cuerpo, donde el corazón comienza a
acelerarse, la voz tiende a temblar y se siente un vacío en el estómago que
emite un escalofrío a la materia que compone nuestra existencia. Cuando
sentimos miedo, sencillamente nuestro sistema se pone en alerta a una señal de
peligro y nuestro cerebro nos incita a dejarlo, si lo hemos tomado, con el fin
de protegerse. Pero siempre por culpa del miedo perdemos grandes oportunidades
que se hubiesen llenado de éxito, se nos disipa una gran persona portadora de
nuestra felicidad neta, solo por miedo a hacerle daño a otra. Por lo tanto, nuestra
felicidad no es óptima, perdemos todo, absolutamente todo cuando ni siquiera
hemos tenido nada.
Cuando ciertamente vives la vida y tienes la
capacidad de observar la verdadera realidad de tú realidad creída, entras en
detalle con tantas cosas que tu curiosidad crece. Allí comienza tu vida.
Dicen que fácil es morir y difícil es nacer, aunque
yo discrepo en ello. Para mí ambas son fáciles y también el miedo se aferra a
cuando sentimos la presencia de la muerte cerca. Generalmente, nos han enseñado
a vivir desde que comenzamos el proceso de conversión de oxígeno en dióxido de
carbono y el morir ni siquiera es nombrado. Sin embargo, no nos importa mucho
porque sabemos que moriremos y casi siempre somos nosotros mismos quienes
elegimos la forma de morir. Fácil es tomar decisiones y difícil tomar la
decisión correcta.
Nos estamos destruyendo, permitimos que esa
destrucción comience en nuestra mente, razón por la cual no progresamos. Hoy en
día se ha perdido el valor de la palabra de un hombre, y también los hombres
están saliendo poco a poco del verdadero club de la ética profesional. Hace
días me comentaba alguien: “Nadie trabaja por amor al arte. Deja de pagarle un
mes de sueldo a un Doctor y dime si verás que siguen en su trabajo sin protesta
alguna”. Este argumento me dejó pensando tanto que la mañana siguiente desperté
con la sensación de haber soñado con ecuaciones logarítmicas y exponenciales.
Ahora bien, ¿por qué mi sueño tiene una asociación con el argumento antes
expuesto? sencillamente es porque adapté su opinión a mi carrera en formación.
La vida lamentablemente se rige por el dinero y, donde hay dinero en abundancia,
casi siempre llegan malas energías que se colocan a nuestro alrededor para
crear dicho literalmente, un campo eléctricamente negativo que posteriormente
nuestro cerebro lo asocia con corrupción.
Nada es obvio, todo tiene una razón que debería ser
sustentada por base teórica y, posterior comprobación. Pero, la sociedad no deja
que su cerebro piense, sino que lo mantienen estático hasta toma forma de una
rosita de maíz. No tenemos una mente abstracta que se pregunte: “¿Cómo sabemos
que aquello que ‘está bien’ realmente es el ‘bien’ y lo que está mal es
realmente el mal?”, porque muchos tienen miedo a ser rechazados o ser
calificados como locos. Por tal motivo, esa cantidad tan elevada de personas
con esa capacidad intelectual actúan como idiotas, y digo que actúan porque no
lo son, nadie es idiota, sino que forman el teatro para ser aceptados, ya sea
en el entorno donde estén, llámese: sociedad; o simplemente porque han adoptado
esa condición e inconscientemente se convierten en grandes actores no
reconocibles ni famosos.
Hay estudios que sustentan que sentir miedo es
saludable, sin embargo, si dejamos que nos domine, terminarán las manos siendo
más rápidas que la mente y eso no debería suceder.
Cuando deseas realizar un proyecto, deseas
conquistar el amor de una persona, quieres crecer en conocimiento en una rama
científica en específica, o simplemente cuando quieres ser feliz, surge un
primer obstáculo que fácilmente es creado a 300 mil kilómetros por segundos,
sí, como la velocidad aproximada de la luz. Este obstáculo no es más que la
limitación que te antepones precedentemente al comenzar a rodar por la pista,
tal que el automóvil del éxito se queda sin llantas y tus ‘pero’ son el gran
problema de la solución que casi nunca encontrada. Además, relativamente
siempre nuestra imaginación nos engaña, llegamos a temer tanto a algo que no
existe y no podemos tener éxito.
Entonces, si el miedo impide avanzar y convierte a
las personas en idiotas ¿por qué aún seguimos pareciéndonos a otro cuando
podemos innovar nuestro cerebro? El miedo se asume cuando aceptas cualquier
tipo de peligro y lidiar con él luego se facilita. No tengas miedo a ser feliz,
tú eres feliz con lo que amas y desarrollas todos los días, el miedo no es más
que una nanopartícula, no se observa a simple vista. El miedo, además, es creado
en tú cerebro y luego enviado en respuestas por medio de acciones en el cuerpo.
Tampoco tengas miedo a dejar lo que tienes, no
tengas miedo a comenzar desde cero, quizás sea necesario en tú camino rumbo al
éxito y felicidad, un sendero o destino escrito por ti mismo.
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