agosto 2016 ~ Pensamiento y Poesía

Bienvenido; aquí encontrarás parte de lo que escribo. Escritos líricos y poéticos con rimas y sin ella, escritos en prosas y experiencias de mi vida. Cada entrada que leerás tendrá un sentimiento distinto, poemas con algún significado real y que tu lo interpretarás. Intenta descubrir que puede haber en mi mente y vas a sorprenderte.

¿Se puede amar tanto a alguien?

MI AMIGO, ¡CUÁNTO TE NECESITO!

ENTRANDO A OTRA VIDA

PENSABA EN REALIDAD, CÓMO TE QUIERO

ME TENGO QUE IR

¡Hola! ¿Cómo te va?

Si te gusta lo que lees aquí, por favor, compártelo en Twitter y Facebook. Me ayudarías mucho a seguir creciendo.

lunes, 29 de agosto de 2016


        Sin darme cuenta estaba en la alta gloria, donde el amor era sin dudar algo con lo que no podía dejar de vivir nunca y sigo sin poder. Conociendo personas que hacían de mi conocimiento para amar, algo más sublime y a veces enigmático, supe crecer y valorar. Tantas personas que pareciesen pocas y que nunca había visto en mi vida, relacionadas con otras que sí conocía, me hicieron ver que hay que darlo todo por el todo. Me siento triste.

Me siento como un niño que le quitan su helado o que ensucian su camisa favorita, esa que le regaló su mamá el día de su cumpleaños. Tan grande es la tristeza, como cuando despedí a mi abuela aquel 21 de febrero, viéndola bajar metros en el subsuelo y en un ataúd que provocaba en mí unas ganas de tirarme sobre él y jamás levantarme de allí, fue el peor día de mi vida. Melancolía que llega porque sé que fue la primera persona que más he amado en mi vida, y aunque diga "primera persona", realmente hay varias personas que son la "primera persona" que más amo; es como la unificación de personas que sin duda hicieron de mí, una mejor persona y lo siguen haciendo aunque no las tenga cerca. Entre tantos camino tomé, me topé con alguien que me enamoré como nadie puede enamorarse nunca; un loco amor incondicional.

Duré mucho tiempo enamorado, para no decir que aún lo sigo. Pero en sí, la esencia es que aprendí muchísimas cosas y gracias a los dioses, más positivas que negativas. Ahora mismo es donde vuelvo a recordar que estoy muy triste, porque pude pasar muchos domingos agradables con ellos y sé que más nunca volverán. Entre ellos están: Señora, Señor y Ella. Quiero centrarme en ellos tres porque son más que todo de donde vienen muchas cosas positivas incluyendo todo lo que tuve que digerir como malo y absurdo, pero que mucho después lo convertí en positivo.

La Señora se encuentra manejando su automóvil, mientras el Señor que se dispone a ser el co-piloto observa el camino. De pronto suena una música que siempre sacaba el tema de conversación: las rosas. Una canción que, por qué no decirlo si es una canción cuyo nombre no recuerdo pero quien cantaba era Vicente Fernández. Y la música es en vivo y ellos ríen mientras observo a Ella, que me dice que pase mi brazo por detrás de su hombro y que luego detenidamente hago caricias en sus miembros; entonces todos cantan y yo solo río y escucho. Entonces, el Señor me enseña que debo ser siempre romántico y que a las mujeres se les regalan flores, rosas, etc., porque es un gesto que representa aprecio hacia esa persona y más cuando la amas. Y la música acaba y con ella, el viaje en la carretera, cayendo así la tarde en un sitio donde hay árboles y mucha brisa.

El sol va moviéndose y va cayendo la noche y todos devuelta, me despido del Señor y la Señora, él me dice que debo prepararme para mi futuro y ¡eureka! estoy formándome justo en la rama que el toda su vida trabajó y que en las obas que hicieron, me fue contando para animarme a que debo seguir y no desistir. Ahora, el Señor no está, se ha ido, se lo han llevado los dioses. Y deja a su amada inconsolable y tras de sí, a Ella que no puede creerlo. Caminos sin salida, es allí donde mi tristeza llega, pero me pone mal que los vivos dejen la vida para encaminarse a ese sitio que nadie conoce. Solo me quedará guardar lo bueno que me hizo ver respecto al amor y con ello, dedico un poema a quienes mueren y marcaron mi vida.

Poema: Tú que te fuiste.

Que la salida difícil veías
Sin camino ni verdades
Y más que vida en ti tenías,
Te fuiste de mis andares.

Que te fuiste y que no regresas
El sueño de alguien que se ha ido,
Del recuerdo de tus enseñanzas,
A través de un amor perdido.

Dejas sin haber querido
Vil hueco en todo mi ser,
Razón de darte por desistido
A una vida que faltaba hacer.

Tú que te fuiste y que amabas,
Desde el fondo de mi alma
Digo que te extrañaré
Y siempre te recordaré...
Como las cosas magníficas.

29-08-2016

miércoles, 24 de agosto de 2016

Me tienes la vida podrida, aquí va tu nombre. Lo que más me ha jodido en mi vida es tu ausencia. Nunca entendí qué hice mal, y aunque ya no estás ni estarás a mi lado, aun sueño con besar tus labios, nuevamente. No sé qué me hiciste para enamorarme a tal magnitud y tampoco quiero saberlo, pero me jode el alma no tenerte. Encontraré alguien como tú, que reemplazará lo que hoy siento por ti. Me enamoraré y me sentiré feliz, y daré mis desvelos y mi insomnio y toda mi vida, porque como a ti te di todo de mí, a tu reemplazo también le daré. Pero mientras no hay reemplazo, siento que muero. Saber que tú estás cómoda, haciéndole el amor, gimiéndole a su oído de esa manera como lo hacías conmigo, cual forma tu ser más consciente se negaba y que nunca podía imaginar hacer semejantes actos con alguien que no fuese yo, yo que te amé, que te amo.

Mis ojos son hoy un río, mares que llevan consigo tsunami, y era de esperarse. No puedo sacar de mi mente, mi pensamiento y de mi más retórica imaginación, esa mirada de tus ardientes ojos verdes, que penetraban en mí aquella tarde de junio: "¿qué sucede?" Dijiste sonriendo mientras me veías, ¿lo recuerdas? Sino lo recuerdas, basta con que yo lo haga.

Me vuelves loco, aun siendo de otra persona. Tu magia llegó para quedarse, mientras encuentro a alguien como tú; porque sé que aunque hoy no pueda dormir por el lamento de un pensamiento que llega a mí, de tu voz diciéndome y diciéndote a ti misma: "¿qué hice?", mañana cuando ya no te amé, si podré dormir. Pero me pregunto, ¿quiero realmente dejar de amarte? Y la respuesta que tengo se niega, y dice mil veces: no.

No quiero dejar de amarte, pese a todo, no quiero. No busco, no encuentro. Y si me buscas, me tendrás ante ti, como lo que siempre tuviste: un loco enamorado a ciegas, que ama incondicionalmente. En tu nombre, hoy no duermo.

martes, 16 de agosto de 2016


Fue inesperado, como lluvia intensa en verano. De intenciones ajenas a lo que hoy sucede, y lo que sucede es algo que se deberá indagar. Me escondía detrás de una vitrina, o bien, algo más electrónico; con mis manos frías producto del día nublado. Sí, es invierno. Pero más que eso, decidí hacer pasos imaginarios hacia adelante pero estando inmóvil. De pronto, la noche posterior algo me dijo que esto pintaba distinto. Sin más qué decir, solo deje fluir lo que parecía ser algo más que una simple conversación, llegaba más y más interés y con él, una invitación. Y creo que me gusta y no es la primera vez que lo digo. Si el cristal era opaco es porque las cosas se hacían difíciles y he llegado a la conclusión de que sí llega solo eso que no puede tocarse pero es la convicción de lo que no se ve… fe. Recuerdo que fue algo gracioso y nunca hubo condición. Porque no tendría sentido, pero sí, creo que me gusta.

Puedo moverme de esta mesa junto con estas letras que me encierran y pronto me vuelven periferia de una circunferencia que gira con una velocidad angular constante, tanto solo para concentrarme entre un mundo que se mueve en cómo sería sentir sus labios en los míos, así como los imagino modelar en mi mente cada noche.

Estoy atento a todo lo que hace aquél fruto que ayer se quedó olvidado sobre mi computador, a casi 460 km de distancia de dónde hoy estoy, y es la misma distancia que tengo que recorrer si quiero conocer lo que puede ser, una oportunidad. Sin embargo, el fruto permanece oculto de tal manera que aunque lo busque, no lo encuentro. Y se pudrirá, porque nada dura para siempre, nada que no tenga sustento y él ya fue arrancado bruscamente de su árbol, de su racimo. Así que, no habrá problema alguno si los ojos de ella me gustan, de tal forma que quisiera analizarla y juguetear con su lengua y decirle quizás, que me gusta…

sábado, 13 de agosto de 2016

CAPÍTULO III


Una vez la tenía allí, parada frente a su escritorio, no podía pensar otra cosa que desaparecer, que terroristas atacaran el edificio o que se abriese un agujero negro que le llevara a otra dimensión, muerto. Pero ya no tenía más nada que hacer, sino preguntar qué hacía allí y cómo llegó. Ella nunca había ido a Caracas a verle a él, ni sabía dónde trabajaba.

    Ana…bel, –recuerda que ya no es de él– eh ¿qué necesitas?, ¿cómo has llegado aquí? –pregunta Esteban con el ceño fruncido.
    Sé que mi presencia aquí no te agrada pero era urgente venir. Me he enterado de algo y quiero que hablemos al respecto.

A Esteban preocupado y a la vez nervioso, le llegaban a sus pensamientos el evento de Anabel, donde sabía la verdad que destruía su vida. Esteban impaciente, pidió de tomar a su secretaria, café negro para él y café helado para Ana, ese que tanto le gusta. Acto seguido le invitó a sentarse. Una vez Anabel comienza sus palabras, él se fue calmando.

    ¿Es cierto que te irás del país solo porque te dejé por Jay? –Frunce el ceño.
    ¿Qué?, no sé de qué demonios hablas... Pero sí, me iré unos días del país por cuestiones de trabajo.
    ¿Me estás mintiendo? Esteban, entiende que el hecho de haberte venido a Caracas para hacer una vida hizo que nuestra relación se deteriorara. Tú cambiaste, no eras el mismo. Debes dejarme ir, desprenderte de mí.
    Sigo recordando que no debiste besarme cuando íbamos, se suponía…, arreglar las cosas –alza la voz.
    ¡¿Hasta cuándo?! –Sube más su voz. Esteban, por favor, ya todo eso pasó. A mí me ha ido muy bien –se calma; Jay es muy atento y está por graduarse también.
    ¿A los 27 años? Oh por Dios… –ríe sarcásticamente.
    No te sigas haciendo más daño. Me alejé de ti y te desprendí de todo sitio posible pero parece que no funcionó para ti.
    Anabel, vete de aquí.
    Esteban, no te comportes así.
    He dicho que te vayas, ¿vale? –Mira fijamente a sus ojos.
    Está bien, me iré –Usa tono de resignación. Solo te digo una cosa más, mientras recuerdes y pienses tanto en el pasado, te estarás echando la soga al cuello. Yo me equivoqué en mentirte pero en tomar una buena decisión, fue donde más acerté.
    Hasta luego, Anabel –Baja la mirada a su ordenador simulando que escribe.
    Contigo no se puede –Culmina Ana y se marcha.

Esteban confundido y con sentimientos encontrados no sabía si estar triste por las palabras ciertas de Ana o tranquilo porque ella no sabía esa verdad... Cerró su ordenador y se recostó sobre la mesa.

A los 24 años de edad se le fue diagnosticado cáncer en los pulmones. Sin embargo, parecía que su sistema inmune retrasaba el desarrollo de su condición. En estudios consecuentes se encontró una bacteria muy extraña que podría explicar el retrasado desarrollo del tumor y células cancerígenas; así lo diagnosticó Alfred Osman, médico infectólogo y doctor en oncología quien recibió un reporte del caso de Esteban.

Una vez el Dr. Osman había evaluado el reporte junto la directiva del Hospital donde trabajaba, se pusieron en contacto con Esteban y se ofrecieron a tratar su caso con el fin de investigar esa bacteria misteriosa que le denominaron para ese entonces: Arcanum Bacteria. Esteban le platicó a su abuela llenándole de alegría aquella vez con esa noticia pero quien nunca supo de esto fue Ana. Inocente de este hecho, no tiene la más mínima idea de porqué él emigró a Caracas –al menos no, la verdadera razón–, él nunca le dijo que se estaba muriendo lentamente, no tuvo ese valor para soportar a su Ana preocupada y siendo el causante de su desolación para cuando muriera. Así que, decidió terminar su relación –que tambaleaba por la distancia– e irse de su ciudad natal a tratar su caso médico. A pesar que se decía que moriría unos meses posteriores, gracias a la bacteria ha podido mantenerse con vida y él jamás tuvo la idea de seguir hasta ahora respirando, su más grande dolor está siendo vivir lamentándose de no haberle dicho nada a Anabel, pero aunque a veces quisiera, jamás iba a decirle la verdad porque ella lo había engañado con Jay, justo cuando iban a arreglar las cosas.

7:18 pm.

Una vez llegó a casa, por suerte de toda la vida, su abuela Beth había dejado comida apartada para él. Guiñó el ojo a su abuela que le veía molesta por haberse ido sin avisar e inmediatamente Esteban le lanzó un beso sonriendo para que cambiara su humor, entonces ella sonrió. Cuando termina de cenar, recoge todo lo que ha desorganizado y se va a su habitación. Se acostó sin meter los pies encima de la cama, viendo el techo y pensando en ella –Ana–. De pronto se levanta rápido y va hasta su ropero, abre la compuerta izquierda, toma su carpeta de hojas dispersas y algunas grapadas. Buscando y buscando, encontró lo que necesitaba leer para sentirse tranquilo, al menos esa noche, pensó.


CARTA #1                                                                                          08-09-2014

No podría comenzar a escribir sin que mi corazón comience a dictar cada palabra y mis dedos sean solo los sumisos al mandato de redactar. Peculiarmente, no es lo que esperabas, más allá de un poema, más allá de una historia, quiero hablarte con el corazón. El tiempo está pasando y seguirá transcurriendo, y aún recuerdo el día en que te conocí. Eras aquella chica tierna y tímida, tomando mi atención desde la primera vez que te vi en esa mesa, aunque yo estuviese acompañado. Me fijé en tus ojos y sentí reacciones químicas que no había sentido nunca, porque era distinto. Siempre tan sonriente, con ganas de ser feliz y aunque se nieguen a  que tal hecho se haga realidad, yo dejaré y te haré feliz... conmigo. Cada noche me acuesto pensando en cómo sería mi mañana si tu no estuvieses, me palpo y no puedo contener una imaginación tranquila, mi mundo se tornaría gris y nada sería igual, ni mejor.

Agradezco tanto que estés en mi vida, hemos pasado por muchas cosas y al mismo tiempo son pocas porque sé, vendrán más. ¿Cómo podría definir lo que estoy sintiendo o lo que sentí cuando por primera vez besé tus labios? La definición hoy la desconozco, porque aunque siento que sea inexplicable, no lo es. Podría explicarte que sucede en mi cuando escucho tu nombre, o cuando pienso tanto en ti, mi sonrisa se hace inmensa y llena a mi corazón y alma de tan abundante alegría, felicidad. Siempre tratas de entenderme, quieres ser mejor de alguna manera pero a veces te limitas y allí es donde yo hago mi entrada, pues yo puedo sentir que tú puedes dar más, muchísimo más de lo que llegaras a pensar. Amo tu amor, me encanta que me ames y me lo digas, escucharte decir que me amas es como la naturaleza del universo con melodías dulces que me relajan, que me tranquilizan, que saben cómo sacarme suspiros y sonrisas y hacer arder mis mejillas.

Y es un amor verdadero único y no quiero equivocarme. No quiero nunca arriesgarme a perderte, a perder mi felicidad. Sería como querer desprenderme una parte de mi cuerpo que me faltaría por toda mi vida. Nadie te amaría como yo, recuerda eso siempre. Te abrazaré, aunque esté en ausencia; te besaré, aunque mis labios no estén cerca y te cuidaré y te amaré, aunque no esté mi presencia. Porque así como sientes el viento pero no lo vez y sabes que está allí, podría decir que mi amor, aunque no lo veas, puedes sentirlo y yo puedo sentir el tuyo. Eres mía y yo únicamente, soy completamente de ti. Contigo todo y sin ti nada, nena.

Con abundante cariño, señorita Anabel
   Esteban.
Mala idea, hoy no podré dormir…

martes, 9 de agosto de 2016

Es indescriptible una sensación de alegría, y de felicidad. Cada vez en día de luz observo en su rostro, abiertos ojos y sonrisa intrigante. Su volumen frontal en la tercera parte del largo de su cuerpo, sus labios perfilados y con forma de parábola convexa. Su nariz, es la más bonita que he visto y cuando muerde sus labios, una erección me provoca. No es algo que pueda controlar. Si voy caminando por un sendero que desconozco y estoy tan atormentado que hasta mi propia voz me molesta, me la consigo y me ilumina y se me pasa. Tiene pocas cejas pero están perfectamente diseñadas, al natural. Le luce el rubor de sus mejillas y una sonrisa, otra más para observar. Porque ahora mismo, mientras ella está distraída yo me encuentro viéndola de tal manera que no se da cuenta, y la describo…, y la quiero besar. Pero este alrededor es como árboles plantados, que no se van, que siempre están, hasta que mueren.

Se ríe, muestra sus dientes y me ruborizo. Está atenta cómo el otro chico mueve las manos y lo que tiene en las mismas, la causa del juego. Sí, es difícil pero no sé qué me está pasando.

No es alguien que me convenga, pero creo que me gusta.

Y me gusta y no sé cómo explicarlo, ¿su baja estatura?, ¿el volumen del frontal de la tercera parte del largo su cuerpo?, ¿su forma de ser?, ¿su piel, lo suave o su color? Realmente no lo sé, lo que sí sé es que no le gusto ni solo un poco, pero me aprecia y me quiere, me quiere demasiado, lo dice y lo demuestra pero no como para intentar besarla.

A veces me pregunto si, al tenerla en frente de mí y tomarla de las mejillas mientras le veo a los ojos, en vez de besarle la mejilla como siempre lo hago, le besara los labios rápidamente, ¿qué sucedería? Pues, tampoco lo sé, así como no sé si podría o no gustarle y llenarme de bofetadas, imaginarme esta última escena me divierte, creo que me gusta. No como para hacerla mía y solo mía, porque ella no me conviene, pero sí como para experimentar con su aparente inocencia que parece ocultar en un ser bastante lujurioso, que se esconde pensamientos interesantes para mí y que es discreto con lo que dice. Esto me parece extraño, espero que la próxima carta que ella lance sea la de aceptarme un helado y quién sabe, un beso o algo más...

sábado, 6 de agosto de 2016

CAPÍTULO II

Extrañamente, el cuadro de una foto se cae y rápidamente todos centran su mirada en él, pero no era cualquier cuadro, era ese obsequio de Esteban aquel primer aniversario a su exnovia, Ana. Fue evidente que él, sumergido en un sueño profundo observa el marco de la foto. Se describe viendo ese cabello largo de 7 meses que tenía esa tarde, detestaba cortarse el cabello, recuerda además que ese día decidió peinarse y le gustó mucho como se veía y se echa una sonrisa débil. No deja de observar la expresión de Ana, quien miraba hacia el lente de la cámara que tomó esa fotografía. Se olvidó de lo que hacían Ana y ese chico –que por cierto, no lograba detallar–. Esteban llevaba puesta una camiseta de color verde pasto y ella, una blusa donde la parte frontal tenía un contraste blanco con un diseño de flores negras pequeñas, como en mosaico.

Comenzaba a sentir tristeza, al marco se le había roto el vidrio. De pronto, se despabila cuando Ana sale corriendo hacia el marco de la foto y conmocionada, se echa a llorar. Ese muchacho ve cómo llora y siente rabia. Esteban no deja de verla cuando disimuladamente seca sus lágrimas, se sintió sorprendido. A su vez, también observa aquél que estaba con ella y aprieta los dientes.

    Levántate, hijo…

Cuando ella recoge el marco y quita el vidrio partido lo coloca en una gaveta, tapando la fotografía con el peso de su ropa. El universo ahora se le distorsiona, siente que se aleja de esa escena, siente su cuerpo tambalear…

    Ya es tarde, levántate –su abuela le toca en el hombro y lo mueve.

Y se despierta.

    Ay… tengo mucho sueño –se acomoda, se acobija y se da la vuelta.
    ¡Esteban! –grita.
    ¡Ah! –se asusta. Ya voy abuela, está bien, ya –se sienta en la cama con los cerrados.
    Despierta, pues –se comienza a molestar. Debemos ir al médico, son las 4 de la tarde. Levántate a comer.
    ¿Qué? ¿4 de la tarde? –abre los ojos sorprendido. No puede ser, abuela… Debía levantarme a las 7 am.
    Pero, si te habías levantado a las 4 am ¿por qué no te quedaste despierto?
    Eh… bueno –recuerda que estaba trasnochado. No lo sé… Me dormí de repente.
    Bueno, hijo, levántate a comer algo, por favor. Iré a la sala a ver mi tv.
    Está bien, abuela.

Tan pronto su abuela sale del cuarto se da cuenta del desastre que tiene en su cama, no solo tenía su cuaderno sino ropa recién lavada. Cree que fue su abuela quien la colocó allí para que él la organizara. Cuando se levanta extiende su cama, la arregla y toma su cuaderno. Se fija de la carpeta marrón que se ha caído y el desorden de hojas en el suelo. Se acerca hasta donde se encuentran y se agacha, las observa y las recoge. Las ordena y las coloca en la carpeta que tiene como título las siglas: C.P.A, se pone de pie y con la yema del dedo pulgar derecho acaricia las siglas.

“Si tan solo hubieses sabido… quizás todo fuese distinto”, dice susurrando mientras se aleja de ese sitio. Paralelo al ancho de la cama se encuentra además, su armario. Abre una puerta pequeña justo del lado izquierdo y hacia arriba en un cubículo cuadrado guarda la carpeta y el cuaderno.

Una vez termina el almuerzo, a las 5:18 pm aproximadamente y escapado de su abuela para no ir al médico, toma su automóvil y se dirige a la empresa donde trabaja. En ese instante, recibe un mensaje de su Jefe:

“Los reportes eran para hoy a las 7 am…”

“Puto…” dijo mientras leía y se puso en marcha por la avenida principal de Prados del Este.

Luego de 20 minutos en vía y haberse topado con el tráfico de la gran Caracas, llega a la oficina. Esteban es licenciado en economía con postgrado en relaciones empresariales. Generalmente, su trabajo en la empresa consiste en analizar e interpretar todo el dinero que se recibe y se gasta, tomando en cuenta cómo se utilizan los recursos y controlando que no hayan más trabajadores de los que se necesitan, asimismo, se encuentra encabezando un proyecto de mercado para la venta un nuevo producto de la empresa y su más grande estrés de este día radica en no haberse puesto al tanto con el proyecto.

Enciende su ordenador, revisa durante dos horas una gran lista de productos y materia prima comprada en la semana, para ser viernes, cree que se ha gastado mucho más en semanas anteriores. De pronto siente el olor de un perfume exquisito, un perfume que siente haber olido antes pero que no tiene la más mínima idea de cuándo y dónde.

Repica el teléfono de la oficina.
    Sr. Estaban, una chica le busca –muestra una sonrisa que claramente se siente.
    Alma, no esperaba a nadie. Estoy un poco ocupado –observa el monitor y a la vez se concentra en el olor.
    Sr., dice que es importante verle pero no quiere decir su nombre por más que le insisto –se siente nerviosa ahora.
    Déjala entrar –suspira.

Entonces, a pasos que se escuchaban venir –tan rápidos que parecía que corriera– tocó la puerta.

    Adelante –dijo dudoso.

Se muestra esa mujer con pantalón blue jean, suéter fino y ajustado al cuerpo. Ella, rubia de ardientes ojos verdes. Delgada, con una mirada inquietante, esa mirada que lo volvía loco, esa persona que jamás pensaba ver en su oficina.

    Hola, Estaban –dijo mientras movía la cartera de un lado al otro, que sujetaba con sus dos manos.
    Ana… –dice entre labios.

Publicaciones Recientes

Entraste en mi alma, para no salir de ella y te agarré de la mano porque pensé que nunca me soltarías, pero me equivoqué.
Licencia Creative Commons
Pensamiento y Poesía por Enrique Nava se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en http://enriqueanp.blogspot.com/.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en https://twitter.com/metalketo.
Usamos cookies propias y de terceros que entre otras cosas recogen datos sobre sus hábitos de navegación para mostrarle publicidad personalizada y realizar análisis de uso de nuestro sitio.
Si continúa navegando consideramos que acepta su uso. OK Más información | Y más
Derechos de autor: Enrique Nava. Con la tecnología de Blogger.