Las cartas que nunca entregué: Capítulo III ~ Pensamiento y Poesía

Bienvenido; aquí encontrarás parte de lo que escribo. Escritos líricos y poéticos con rimas y sin ella, escritos en prosas y experiencias de mi vida. Cada entrada que leerás tendrá un sentimiento distinto, poemas con algún significado real y que tu lo interpretarás. Intenta descubrir que puede haber en mi mente y vas a sorprenderte.

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sábado, 13 de agosto de 2016

CAPÍTULO III


Una vez la tenía allí, parada frente a su escritorio, no podía pensar otra cosa que desaparecer, que terroristas atacaran el edificio o que se abriese un agujero negro que le llevara a otra dimensión, muerto. Pero ya no tenía más nada que hacer, sino preguntar qué hacía allí y cómo llegó. Ella nunca había ido a Caracas a verle a él, ni sabía dónde trabajaba.

    Ana…bel, –recuerda que ya no es de él– eh ¿qué necesitas?, ¿cómo has llegado aquí? –pregunta Esteban con el ceño fruncido.
    Sé que mi presencia aquí no te agrada pero era urgente venir. Me he enterado de algo y quiero que hablemos al respecto.

A Esteban preocupado y a la vez nervioso, le llegaban a sus pensamientos el evento de Anabel, donde sabía la verdad que destruía su vida. Esteban impaciente, pidió de tomar a su secretaria, café negro para él y café helado para Ana, ese que tanto le gusta. Acto seguido le invitó a sentarse. Una vez Anabel comienza sus palabras, él se fue calmando.

    ¿Es cierto que te irás del país solo porque te dejé por Jay? –Frunce el ceño.
    ¿Qué?, no sé de qué demonios hablas... Pero sí, me iré unos días del país por cuestiones de trabajo.
    ¿Me estás mintiendo? Esteban, entiende que el hecho de haberte venido a Caracas para hacer una vida hizo que nuestra relación se deteriorara. Tú cambiaste, no eras el mismo. Debes dejarme ir, desprenderte de mí.
    Sigo recordando que no debiste besarme cuando íbamos, se suponía…, arreglar las cosas –alza la voz.
    ¡¿Hasta cuándo?! –Sube más su voz. Esteban, por favor, ya todo eso pasó. A mí me ha ido muy bien –se calma; Jay es muy atento y está por graduarse también.
    ¿A los 27 años? Oh por Dios… –ríe sarcásticamente.
    No te sigas haciendo más daño. Me alejé de ti y te desprendí de todo sitio posible pero parece que no funcionó para ti.
    Anabel, vete de aquí.
    Esteban, no te comportes así.
    He dicho que te vayas, ¿vale? –Mira fijamente a sus ojos.
    Está bien, me iré –Usa tono de resignación. Solo te digo una cosa más, mientras recuerdes y pienses tanto en el pasado, te estarás echando la soga al cuello. Yo me equivoqué en mentirte pero en tomar una buena decisión, fue donde más acerté.
    Hasta luego, Anabel –Baja la mirada a su ordenador simulando que escribe.
    Contigo no se puede –Culmina Ana y se marcha.

Esteban confundido y con sentimientos encontrados no sabía si estar triste por las palabras ciertas de Ana o tranquilo porque ella no sabía esa verdad... Cerró su ordenador y se recostó sobre la mesa.

A los 24 años de edad se le fue diagnosticado cáncer en los pulmones. Sin embargo, parecía que su sistema inmune retrasaba el desarrollo de su condición. En estudios consecuentes se encontró una bacteria muy extraña que podría explicar el retrasado desarrollo del tumor y células cancerígenas; así lo diagnosticó Alfred Osman, médico infectólogo y doctor en oncología quien recibió un reporte del caso de Esteban.

Una vez el Dr. Osman había evaluado el reporte junto la directiva del Hospital donde trabajaba, se pusieron en contacto con Esteban y se ofrecieron a tratar su caso con el fin de investigar esa bacteria misteriosa que le denominaron para ese entonces: Arcanum Bacteria. Esteban le platicó a su abuela llenándole de alegría aquella vez con esa noticia pero quien nunca supo de esto fue Ana. Inocente de este hecho, no tiene la más mínima idea de porqué él emigró a Caracas –al menos no, la verdadera razón–, él nunca le dijo que se estaba muriendo lentamente, no tuvo ese valor para soportar a su Ana preocupada y siendo el causante de su desolación para cuando muriera. Así que, decidió terminar su relación –que tambaleaba por la distancia– e irse de su ciudad natal a tratar su caso médico. A pesar que se decía que moriría unos meses posteriores, gracias a la bacteria ha podido mantenerse con vida y él jamás tuvo la idea de seguir hasta ahora respirando, su más grande dolor está siendo vivir lamentándose de no haberle dicho nada a Anabel, pero aunque a veces quisiera, jamás iba a decirle la verdad porque ella lo había engañado con Jay, justo cuando iban a arreglar las cosas.

7:18 pm.

Una vez llegó a casa, por suerte de toda la vida, su abuela Beth había dejado comida apartada para él. Guiñó el ojo a su abuela que le veía molesta por haberse ido sin avisar e inmediatamente Esteban le lanzó un beso sonriendo para que cambiara su humor, entonces ella sonrió. Cuando termina de cenar, recoge todo lo que ha desorganizado y se va a su habitación. Se acostó sin meter los pies encima de la cama, viendo el techo y pensando en ella –Ana–. De pronto se levanta rápido y va hasta su ropero, abre la compuerta izquierda, toma su carpeta de hojas dispersas y algunas grapadas. Buscando y buscando, encontró lo que necesitaba leer para sentirse tranquilo, al menos esa noche, pensó.


CARTA #1                                                                                          08-09-2014

No podría comenzar a escribir sin que mi corazón comience a dictar cada palabra y mis dedos sean solo los sumisos al mandato de redactar. Peculiarmente, no es lo que esperabas, más allá de un poema, más allá de una historia, quiero hablarte con el corazón. El tiempo está pasando y seguirá transcurriendo, y aún recuerdo el día en que te conocí. Eras aquella chica tierna y tímida, tomando mi atención desde la primera vez que te vi en esa mesa, aunque yo estuviese acompañado. Me fijé en tus ojos y sentí reacciones químicas que no había sentido nunca, porque era distinto. Siempre tan sonriente, con ganas de ser feliz y aunque se nieguen a  que tal hecho se haga realidad, yo dejaré y te haré feliz... conmigo. Cada noche me acuesto pensando en cómo sería mi mañana si tu no estuvieses, me palpo y no puedo contener una imaginación tranquila, mi mundo se tornaría gris y nada sería igual, ni mejor.

Agradezco tanto que estés en mi vida, hemos pasado por muchas cosas y al mismo tiempo son pocas porque sé, vendrán más. ¿Cómo podría definir lo que estoy sintiendo o lo que sentí cuando por primera vez besé tus labios? La definición hoy la desconozco, porque aunque siento que sea inexplicable, no lo es. Podría explicarte que sucede en mi cuando escucho tu nombre, o cuando pienso tanto en ti, mi sonrisa se hace inmensa y llena a mi corazón y alma de tan abundante alegría, felicidad. Siempre tratas de entenderme, quieres ser mejor de alguna manera pero a veces te limitas y allí es donde yo hago mi entrada, pues yo puedo sentir que tú puedes dar más, muchísimo más de lo que llegaras a pensar. Amo tu amor, me encanta que me ames y me lo digas, escucharte decir que me amas es como la naturaleza del universo con melodías dulces que me relajan, que me tranquilizan, que saben cómo sacarme suspiros y sonrisas y hacer arder mis mejillas.

Y es un amor verdadero único y no quiero equivocarme. No quiero nunca arriesgarme a perderte, a perder mi felicidad. Sería como querer desprenderme una parte de mi cuerpo que me faltaría por toda mi vida. Nadie te amaría como yo, recuerda eso siempre. Te abrazaré, aunque esté en ausencia; te besaré, aunque mis labios no estén cerca y te cuidaré y te amaré, aunque no esté mi presencia. Porque así como sientes el viento pero no lo vez y sabes que está allí, podría decir que mi amor, aunque no lo veas, puedes sentirlo y yo puedo sentir el tuyo. Eres mía y yo únicamente, soy completamente de ti. Contigo todo y sin ti nada, nena.

Con abundante cariño, señorita Anabel
   Esteban.
Mala idea, hoy no podré dormir…

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