julio 2016 ~ Pensamiento y Poesía

Bienvenido; aquí encontrarás parte de lo que escribo. Escritos líricos y poéticos con rimas y sin ella, escritos en prosas y experiencias de mi vida. Cada entrada que leerás tendrá un sentimiento distinto, poemas con algún significado real y que tu lo interpretarás. Intenta descubrir que puede haber en mi mente y vas a sorprenderte.

¿Se puede amar tanto a alguien?

MI AMIGO, ¡CUÁNTO TE NECESITO!

ENTRANDO A OTRA VIDA

PENSABA EN REALIDAD, CÓMO TE QUIERO

ME TENGO QUE IR

¡Hola! ¿Cómo te va?

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viernes, 29 de julio de 2016


CAPÍTULO I

Una joven morena grita con tristeza y llanto. Una señora mayor le acompaña llorando a gritos por su nieto. Era como su hijo, era como algo que se desvanecía en una luz muy blanca pero a la vez muy tenue.

    Doctor, al paciente parece comenzarle una metástasis en los pulmones.
  Vamos a meterlo a quirófano, debemos percatarnos de que no haya líquido alrededor del corazón de un posible derrame pericárdico. Sigue teniendo pulso pero según la historia médica puede causarse dificultad respiratoria.

Caminan enfermeras mientras lo llevan en la camilla. A expensas y a pasos muy cortos se queda atrás esa señora mayor, quien se desmaya y rápidamente corren a auxiliarla. La chica morena, baja y de rizos se calma y ayuda a su abuela, y a la vez entra en pánico. El doctor Osman está muy preocupado. Ha tenido a ese paciente en tratamiento durante un año y aun, cuando le había diagnosticado cáncer pulmonar y parecía tener solo 5 meses de vida, no veía que ese joven de solo 26 años de edad, muriera en ese momento. De solo pensarlo, se rehusaba.

    Vamos muchacho, resiste. –aprieta los labios.

Se adentran al quirófano cuando de pronto un haz de luz ilumina la mente de ese muchacho, que lleva por nombre: Esteban.
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.
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Tal vez amaneció en ese día que nunca esperó, que sirvió como vía de escape para ella, que se ha ido con quien nunca imaginó. Sin embargo, pensó que fue lo mejor. Pero, se preguntó: “¿ahora qué hago con todo esto?”

Él estaba acostado en su cama mientras veía al techo y pensaba inmerso en el silencio que emanaba la habitación. Tenía a su lado un cuaderno que le traía el mejor recuerdo que ha tenido en su vida. De pronto, se le ocurrió una idea y se levantó. Tomó consigo su cuaderno y corrió hasta la puerta cual estaba abierta. Se fue a pasos largos hasta la cocina y vio a su abuela que tomaba una taza de café.

    ¿No es un poco tarde para que mi abuela esté despierta y tomando café?
    Hijo, son las 4 de la mañana.
    ¿Las 4 de la mañana? Pero…
    ¿Qué sucede, te sientes mal?
   No, nada abuela –sonríe–. Es que iba a hacer algo con éste cuaderno. Me iré a acostar otra vez.
    Está bien, Esteban.

“¿Las 4 de la mañana? Tengo más de 6 horas pareciendo un científico que investiga arduamente en su laboratorio y que su cerebro percibe la noción del tiempo, errónea.”. Su mente vagaba entre preguntas, no sabía cómo Ana le hacía perderse en el tiempo como un tonto, se decía para sí.

Volviendo al cuarto, viendo el cuaderno mientras caminaba, sintió que se adormecía. Comenzaron a dolerle las manos y una presión en el pecho se intensificaba. Una vez entró al cuarto, el frío le entró por todos los poros y rápidamente se tiró en la cama. Recordó que, la habitación no estaba tan fría cuando había salido hacía un momento. Pero el dolor en el pecho se hizo mucho más intenso e inaguantable y no quería decirle a su abuela, así que se acobijó de los pies hasta la coronilla abrazando su cuaderno.

“¿Por qué nunca le dije?”
Se mueve del frío… y por el dolor del pecho, inquietante menea los pies y tira sin darse cuenta una carpeta marrón con hojas que se salen y se desordenan en el suelo. Escuchó el ruido pero no prestó atención.

Se levantó nuevamente, intranquilo y molesto a la vez. Apagó el aire acondicionado. No quería hacerlo, porque ama el frío pero “dolor con frío” no le agradaba y prefirió apagarlo. Mientras se devolvía a la cama, se quejó del dolor en las manos y soltó el cuaderno que cayó sobre la cama y se abrió en la 7ma página. Se puso a recordar en su rostro.

Echa a volar cuales grandes tristezas se encuentran en mi mente, por favor. Que en ti ya no creo, como algo que nunca existió. Con deseo, el más celoso anhelo que abraza mi alma y que encuentra en mí, una caricia que atrapa. Y trepando en mi espalda, un sonido fugaz que encuentra similitud al timbre de tu voz, y me desvivo ahora mismo, pero ahora no estás. Sí, es hora de pensar que ya no estás, ni estarás.

“¿Qué demonios?”, preguntándose pensaba. “Entiendo, volveré atrás y leeré” –sonríe. Por un momento olvida su dolor en el pecho, cuál extrañamente se va calmando lentamente. Y toma su cuaderno, coloca en la primera página. La pasa, porque está en blanco y comienza a leer lo que se encuentra, otra vez.

Ilusiones por amarte                                                                Fecha: 08-08-2015

Ilusiones que llegan a mí,
Como el olor de una flor
Podría entender ante ti,
Cuál grande es el dolor.

Lloré negando el amor
Pero lidiar con pudor
Que no sale de mi alma,
Tu acción hoy me mata.

Solo es mala suerte,
No importa perder
Ya que pronto partiré,
Y feliz podrás ser.

“Dos mil quince, quién lo diría. Era feliz, era muy feliz. Cada sueño que en mi mente divagaba era un cometido que siendo real, hoy satisfecho me sentiría. Un año que rápidamente ha pasado y cuales consigo trajo regalos no muy agradables.” Y seguía pensando y pensando. Pues, una vez que la vida supo mostrarle hasta cuándo estaría respirando, fue allí cuando todo cambiaría.

Destello de luz…
    ¡No la toques!

Le toma por la cintura, le acaricia la espalda. Observa como la piel de ella se eriza de placer y nota como sus ojos se cierran, porque ella quiere.

    ¡Te he dicho que te alejes! –Grita de furia. Por favor, Ana, no lo hagas.

Ambos sienten que algo cae y se quiebra. Se asustan y observan ante ellos, lo que parecía ser su peor pesadilla.

sábado, 9 de julio de 2016

Adiós amiga mía, dueña de mi vida, dueña de mi ser
Soñadora de grandes universos y mundos fantásticos.
Adiós amiga mía, oleaje de los mares que puedo ver
De cabellos esbeltos, de labios finos, piel y ojos árticos.
Adiós amiga mía, audaz para que puedan en ti creer,
Entendedora para sí misma y de palabras del atlántico.
Que sabe cómo quebrar y hundir barcos en el mar,
Donde un único tripulante en él debe esperar.

Adiós amiga mía, cleptómana de oscuros corazones
Diseñadora de mejores vidas en instantes de tiempo.
Adiós amiga mía, sátira de mis errores y mis razones
De dulces sonrisas, atrapantes, y de hablar a destiempo.
Adiós amiga mía, que no piensas, que ya no sientes
Ningún latido de mi corazón, ni grito ni un segmento.
Que no tengo de tus labios sedientes, dulces y sensuales
Que en su momento cual fue mi momento supe amarles.

Adiós amiga mía, que conoce sombras y recelos
Cuales siempre me atormentaron y me hacía olvidarlo.
Adiós amiga mía, que conoce placeres, desvelos
Para indagar, que sabía de tus líneas por recordarlo.
Adiós amiga mía, que forma escenas de celos
Para molestar, pero obtienes el amor sin buscarlo.
Que sigo escuchando tu voz aunque ya no estarás,
Que sigo viéndote sonreír y mi mente no dejarás.

Adiós amiga mía, que repites muchas preguntas,
Sensible hasta la coronilla, pero muy lastimera.
Adiós amiga mía, con sinfín de fotografías juntas,
Te conservo en mi mente como alguien que espera.
Adiós amiga mía, que sabes de timidez y lujurias,
Como alguien que aparentaba ser lo que no era.
Que te abracé a mi cuerpo y saqué lágrimas de placer
Que por un momento pensé una vida podíamos hacer.

Adiós amiga mía, que enseñas del amor como no es,
Ese que aprendí de ti con mentiras y que no existió.
Adiós amiga mía, que recibes versos que no mereces,
Y es mía la culpa por amarte cuando el amor murió.
Adiós amiga mía, que eres noche y en mí apareces,
Noches para un corazón que por ti se desvivió.
Que me intenté ocultar y tú decidiste desaparecer
Así como juramos, si sucedía, nunca íbamos hacer.

Adiós amiga mía, que lloras cuando alguien se marcha,
Que dices nunca dejar de amar, pero dejas de hacerlo.
Adiós amiga mía, que mientes y usas como letal arma,
Decides dejar un camino sin mí, sin imaginarlo y verlo.
Adiós amiga mía, luna y estrellas, sol de las antorchas
Jugando a quemar sentimientos negándome a creerlo.
Que yo supe diferenciar lo que hay entre tu piel y la mía,
Y ahora persisto en no desprenderme por tu partida.

Adiós amiga mía, que enjuicias todo sentimiento,
Sin tener compasión y sin cordura que causa dolor.
Adiós amiga mía, cantante de melodía que siento
Alegres, tristes y confusas me provocan pudor.
Adiós amiga mía, oscuridad del desprendimiento
Cual se abraza a mi insomnio y produce temor.
“¿Se puede amar tanto a alguien?”, me decías
Y los últimos días, los peores de mi vida.

Adiós amiga mía, feliz y convincente de la vida,
Ambiciosa del futuro y experta olvidando.
Adiós amiga mía, corazón con muy buena cabida,
Donde quienes entran puedes irlos sacando.
Adiós amiga mía, frágil como rosa abatida
Dame nuestro pasado que estoy presentando.
Me cuentan que con el tiempo te olvidaré,
Y mientras piense ti, mi tristeza mereceré.

Adiós amiga mía, quiero sepas una vez más eso,
Que verte me hipnotizaba, enamoraba, obsesionaba.
Que tu piel lisa, clara como las nubes, mis deseos.
Que me sentía vivo cuando la tocaba, cuando la besaba,
Que no puedo dejar de lado el sonido tu voz, tus besos.
Que veo en mi mente, tu ceño fruncido y tu mirada.
Me despido y guardo en el baúl de los recuerdos,

Las aspiraciones de quién tenía la vida en los dedos.

martes, 5 de julio de 2016

Sé que no creo en ti, ni en que existas. Pero si me pongo a pensar un rato en que realmente existes, creería que eres grande.

A pesar de que te habrías llevado contigo lo que más amaba, serías grandioso. Me muestras instantes de felicidad pero que me ahogan en nostalgia, tal que me siento demasiado melancólico y no puedo evitar dejar de llorar.

Como bien me traslado desde un asteroide grande, mi pequeño pueblo en ese planeta. Voy en una trayectoria como te digo, ahogándome. Porque la extraño mucho, no puedo sacar de mi mente su rostro, su tacto, su sonrisa, su voz. Lo grandiosa que fue y lo que me enseñó. Así como serías tu grandioso si existieras, para mí.

Quiero abrazarla, quiero verla, quiero que me regañe, quiero que diga cosas que me hagan pensar que son incoherentes pero que, realmente están disfrazadas de sus sentimientos. Es algo que detesto, ahora que recuerdo para seguir llorando. Cuando dije comentarios indebidos y la herí y lloraba por mi culpa. Y sé que, aunque me disculpaba luego, hacía un hueco en su malgastado corazón. Porque se siente horrible que la persona que más amas en el mundo te hiera y más con sus palabras, duele más una palabra que mil acciones juntas.

Me siento muy triste, quisiera que me recibiera en unas horas allá en su recinto. Aquel donde crecí y me enseñó a ser una persona de bien, donde me daba su amor y donde una vez me dijo que se mejoraría de su enfermedad. Recuerdo que ella se veía mejor, pero la realidad era otra. Yo soñaba con verla en unos pocos años disfrutando de mis logros y llenándole de orgullo pero ahora sencillamente, me quedaré con las ganas de verla llorar de alegría cuando le diga que lo logré.

La extraño…, la extraño como nadie pudiese extrañar a alguien en la vida. A veces pienso que mi vida sin ella es como un rompecabezas que nunca podrá ser completado porque su pieza final o faltante, ya no existe. Ella dejaba de comer para darme de comer, ella se molestaba conmigo cuando no me levantaba directo a comer. Me llamaba cuando estaba de viaje y cuando me mudé lloró.

Sus llamadas eran diarias y sus lágrimas acompañadas de cada sesión telefónica. Yo sabía cuánto ella me amaba pero yo creo que ella no sabía cuánto yo la amaba a ella y me siento mal por no habérselo dicho cada día que pudiera. Donde esté su todo, espero que me esté equivocando y sepa que le amo y siempre le amaré.

Así que, como una vez dije: “no sé quién es, ni tengo interés en saberlo.”, me retracto. Dios, no sé quién eres, no creo lo que dicen los humanos de ti, pero me gustaría saber realmente qué eres. Porque es la manera que puedas enviarle éste mensaje a ella, a ese ser de piel que envejecía mientras yo creía, que tenía el cabello corto y que me lanzaba besos cuando estaba acostada comiendo sus dulces favoritos. Por favor, dale éste mensaje y termínale con éstas palabras que termino, pero cuéntale tú en tercera persona la siguiente frase:

Te pienso y te extraño, abuela.



Espero verte otra vez y poder abrazarte.

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Entraste en mi alma, para no salir de ella y te agarré de la mano porque pensé que nunca me soltarías, pero me equivoqué.
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