Estaba
echando un vistazo al cielo estrellado, deslumbrante Luna, viento agitado.
En
donde el frío se hizo eminente, sintiendo levemente la noche tornarse débil.
Una
sensación extrañamente había llegado y mi corazón comenzó a sentirse parpado,
mi
mente se llenó de recuerdos momentáneos anhelados, bruscos y callados.
La
noche era mi espacio, las voces rugían a gritos en mi cabeza y no podía
olvidarlo,
un
grito me decía “que no lo hiciera” y mis dedos ligeramente sin pensarlo
actuaron.
Macabro,
enigmático, solo podía cavilar en el placer de sentir y oler la sangre,
perplejo
recordaba de lo que hice e imágenes de aquél día a mi llegaron.
Estaba
enloqueciendo, cada vez mi mente era más que una máquina sangrienta,
mi
cuerpo actuaba anormalmente, el frío se tornaba fuerte, sin embargo sudaba.
Abrí
mis ojos y vi un destello, recordaba aquella arma de fuego un poco grasienta,
esa
misma arma con la cual asusté a miles de personas y ser atrapado solo esperaba.
Comencé
lentamente a sentirme arrepentido en aquel incómodo momento,
aunque
sabía que mi arrepentimiento no traería la vida de seres ya muertos.
era
inconcluso, de no ser atrapado esa noche tomaría mi arma de fuego y cegado,
me
doparía, siendo un títere bajo el efecto, despreciable, hasta haber matado.
Horas
más tarde, ya enloquecido y con mis pastillas mágicas haciéndome efecto,
escuchaba
las sirenas desde la lejanía de mi recinto, aquél en donde me ocultaba,
intenté
escapar por la puerta trasera, pues en instantes ya un oficial me apuntaba,
esa
noche reía tanto que no me abstuve de decir groserías, hasta caer en arresto.
Si…
fue la noche de mi arresto, cientos de crímenes ocultos los llevaba mi
consciencia.
No
culpo a mis padres quienes desde niño me abandonaron, solo nací siendo un
error,
quien
en la vida solo buscaba llenarse de gran placer quitando de otros sus
pertinencias.
Condenado
a diez cadenas perpetuas pienso, que aunque muera, no conseguiré sentir temor.
06-06-2014