En las mañanas pienso,
Después de comer,
En las noches de insomnio.
En aquél momento en que
Asesiné a esa mujer.
Pienso que lo mejor ha sido
Deshacerme de ella.
Debí cortarla como a una res,
Era la manera más fácil
De transportarla al otro lado de la ciudad,
Sin levantar sospechas. Bueno,
Pero tengo su corazón conmigo, para siempre.
Es para mí difícil
Ocultar mi verdadera codicia,
Hasta dónde ha llegado esta fantasía.
Como era de esperarse
Me encontraba solo,
Con ella y su lívida piel
Que emanaba sangre helada.
Pero no fue mi culpa,
Nunca quiso escucharme
Ninguna palabra ni siquiera
Cuando la tenía atada
Al árbol de mi casa,
Tuve que saciarme cortando
De su garganta y fue donde
Supe lo que hacer yo debía.
Ahora sé que no hay
Un mañana para ella,
También desconozco dónde
Estaba yo parado esa madrugada.
La mitad de sus piernas
Que dispersas veía por el bosque
Me llevaban a observar
Cómo había dejado su cara.
Había cuencas vacías y
Recordando la belleza
De aquella dulce mirada,
Despertaba de una pesadilla
Que impotente de no hacer nada,
Mis piernas lentamente se dormían.
¿Miedo, terror o
Solo veía como todo oscurecía?,
Mi mundo daba vueltas como una rueda,
Me sentía como en una noche de borrachera.
Pero viéndolo allí yo estaba,
El hoyo hecho se encontraba
Luego de cavar horas aquella madrugada,
Y su sangre cual mojada en mi camisa quedaba,
Solo aumentaba desquiciadamente las ganas
De comerme todas sus entrañas.
Luego despertando dejé mi consciencia
Se levantara cuando cuenta me daba
Que había abusado de mis drogas.
Y ahora que poco puedo moverme
Sé que su corazón intacto,
En mi automóvil se encuentra,
Cual conservo y conservaré
Como aquella mujer que amé,
Que vivir en paz no puede dejarme.
05-01-2016
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